Siempre preocupado por el bienestar integral de su población, el Comandante Eterno, Hugo Rafael Chávez Frías, nunca escatimó esfuerzos para conseguir fórmulas que hicieran buena la premisa del Padre Libertador Simón Bolívar de garantizar al pueblo la máxima suma de felicidad posible.

Precisamente con ese espíritu se produce la creación de la Guardia del Pueblo, una iniciativa audaz e innovadora, que ha servido a su vez para potenciar otro principio fundamental del nuevo pensamiento castrense bolivariano, como es la integración cívico-militar en función del interés nacional.

Hace 10 años, durante el acto de juramentación de efectivos para la activación del Comando Nacional de la Guardia del Pueblo, el Comandante Chávez explicaba con su verbo apasionado y visionario que esta sería una unidad, cuyo trabajo redundaría favorablemente en: <<beneficio de la seguridad plena en las calles de Venezuela, de la seguridad humana e integral, para reforzar la lucha contra el crimen y el delito, y para darle más felicidad a nuestro pueblo>>.

Y tras un período de intensa labor ha sido. Porque este ciclo de tiempo ha permitido avanzar en la curva de aprendizaje sólo para estrechar los mecanismos de comunicación con los líderes comunitarios para reforzar la inteligencia social, sino que más se ha avanzado en el trabajo para prever mediante la promoción de actividades culturales, recreativas y deportivas.